Jesús venció la tentación del yo retirándose en silencio, y al entrar en comunión con su Padre, encontró fortaleza.
Un líder debe conocer las necesidades del pueblo, vivir en condiciones similares a las de sus ovejas y mostrar.
La razón es que la fe no descansa sobre las señales externas, sino en una convicción interna.
Más allá de las palabras, Jesús era una persona profundamente comprometida con los afligidos.
Como líderes debemos saber cuándo es hora de sacarnos el «saco de lider» y ubicarnos en el lugar indicado.
Nuestro estilo de vida bien puede contribuir al reino, pero también lo puede perjudicar.