También dijo Jesús al que lo había invitado: — Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos, a su vez, te inviten y así seas recompensado. Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos. Entonces serás dichoso, pues aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos. Lucas 14.12–14
Y Jesús dijo: «Joven, a ti te digo: ¡Levántate!» El que había muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Lucas 7.14–15 - NBLH
Y Jesús dijo: «Joven, a ti te digo: ¡Levántate!» El que había muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Lucas 7.14–15 - NBLH
Un reto a temblar ante la posibilidad de que seamos presa del orgullo.
La restauración de las relaciones era una prioridad impostergable en la vida de los hijos de Dios.
La idea genial de Dios para la iglesia es que los líderes capaciten a los santos, los santos hagan la obra y Cristo edifique la iglesia,