¿Cuál es nuestra reacción al pensar en la necesidad espiritual y el eterno destino de millones de niños y niñas? ¿Se conmueven nuestros corazones? ¿Estamos dispuestos a hacer lo que podemos para satisfacer esas necesidades? ¿Qué le responderías a Dios en este momento si te llamara a evangelizar a sus pequeñitos?
«A la hora de la cena, esa noche, Matías comentó acerca de la última semana de clases y otros temas, pero en un momento la mamá detuvo la charla y le dijo: "Papá tiene algo que decirte"».