La fe Bíblica se fundamenta sobre algo mucho más sólido y confiable que esto, la Palabra eterna del Dios todopoderoso.
No nos engañemos, nuestro corazón tiene lugar para un solo tesoro, escojamos a Dios y no a las riquezas.
Debemos apresurarnos a llevar toda ofensa al Señor, antes de que su veneno comience a actuar en nosotros.
Para librarnos de la hipocresía necesitamos que sea el Espíritu Santo quien examine nuestro corazón.
La esencia de la vida espiritual no la definen las actividades que realizamos sino la calidad de la relación que tenemos con Dios.
El sufrimiento es una de las marcas que distingue y confirma la condición de discípulo.