Hijo del Altísimo
La clave de lo que está por acontecer en la vida de María se encuentra en la frase «has hallado gracia delante de Dios». La gracia es, en esencia, gratuidad, algo que nos es concedido indistintamente de nuestras habilidades o nuestros méritos.La relación con el Padre le dará a su vida un peso y una autoridad sin igual.
Hablar de gracia es incursionar en aquello que está fuera del alcance de los seres humanos. Se refiere a actitudes y posturas que resultan de una acción divina en la vida del hombre. La gracia activa las bondades de Dios a nuestro favor, las cuales permiten que podamos sostener vidas que le agradan a él. Es por esta razón que el apóstol Pablo exhorta al joven Timoteo a fortalecerse en la gracia (2 Timoteo 2.1), pues en vano trabajará si Dios no le concede los beneficios de aquello que procura alcanzar. Si María intenta explicarse lo que está por ocurrir en su vida, tal esfuerzo le resultará inútil, pues la gracia escapa por completo de lo racional y lógico de este mundo.
Observamos, también, que Gabriel no anuncia que Jesús hará grandes obras, sino que será grande. La diferencia remarca el contraste que existe entre la vida que acontece en el plano humano y aquella que transcurre en la esfera del reino de los cielos. En la tierra nuestra identidad gira casi exclusivamente alrededor de aquello que hacemos. Solemos evaluar el valor de una persona según el grado de excelencia que alcanzan en el plano de las actividades que realiza. Nos refugiamos en una vida llena de actividades porque creemos que será el camino más seguro para ganarnos la aprobación y el reconocimiento que tanto anhela nuestra humanidad. Imponer a este estilo de vida momentos de descanso podría resultar un verdadero desafío, pues nos atemoriza sobremanera que otros nos consideren personas ociosas, etiquetados por aquella vergonzosa condición de quienes han optado por una vida infructuosa.
En el reino, sin embargo, el hacer fluye de lo que somos. El ser es lo que le da peso y significado a nuestras actividades. Lo que hacemos es pasajero, pero lo que somos es eterno. Cuando el ser ha sido ignorado, lo que hacemos se convierte en simple movimiento, desprovisto de la vida que debería sustentarlo.
Recuperar el equilibrio entre el ser y el hacer es uno de los más grandes desafíos que enfrenta el hombre de estos tiempos, pues las mismas actividades que nutren y desarrollan el ser son las que no podemos realizar por estar demasiado ocupados en el hacer.
La relación con el Padre le dará a su vida un peso y una autoridad sin igual. A medida que avancemos por el relato de los evangelios podremos observar, una y otra vez, que el ministerio no es más que la cara visible de una realidad invisible: un hombre enteramente entregado al Dios que lo ha enviado.
PARA PENSAR:
Para el devocional de mañana responda a estas preguntas: ¿Cómo reacciona María al anuncio del ángel? ¿Por qué a ella sí le dio una explicación y a Zacarías no? ¿Qué sentimientos habrá producido en ella la aclaración de Gabriel?
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