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Biblia

Misión y Apocalipsis

29 mayo, 2013709 visitas

 Es común asegurar que la Biblia es un libro misionero, la revelación de un Dios misionero. Por eso esperaríamos de manera muy especial que el último libro del canon sea también un libro misionero. Pero la lectura cuidadosa de Apocalipsis bajo una lupa misionera nos desconcierta mucho. ¿Dónde están la Gran Comisión y la tarea evangelizadora aquí? ¿Se puede realmente encontrar un enfoque misionero en este libro? A primera vista resulta difícil afirmar que sí. Entonces, ¿tendríamos que decir que la Biblia termina con un libro que no es misionero? ¿O tendríamos que enfocar de otra manera lo que entendemos por «misionero»?1

                                  

En este artículo intentaremos analizar este tema por medio de un estudio de los términos propios del lenguaje misionero y, en artículos posteriores, por medio de los principales temas del Apocalipsis que parecieran constituir su visión de la misión.

 

Misión como envío

En Apocalipsis nunca se usa la palabra «envío» para referirse a la misión de los cristianos. En tres pasajes alude a Jesús, quien envía a su ángel para dar la revelación a los fieles (1.1 y 22.6 con [p. 352] apostéllo; 22.16 con pémpo). Según 5.6 (con apostéllo) y 11.10 (con pémpo), Dios envía al espíritu de vida por toda la tierra. En 1.11 se le manda a Juan enviar (pémpson) su libro a las siete iglesias y, en 14.15 y 18, se les manda a los ángeles meter (pémpson) su hoz para la cosecha. Ni poreúomai («ir») ni matheteúo («hacer discípulos»), que se encuentran en Mateo 28.19, aparecen en el Apocalipsis.

 

En realidad, el concepto del «envío» de la iglesia brilla por su ausencia en el último libro del canon. Nada señala claramente un llamado de los fieles a evangelizar a los incrédulos (la posible excepción de 11.3–13 se analizará bajo «Misión como testimonio»). En los mensajes a las siete congregaciones, a ninguna se le felicita por haber evangelizado con éxito, ni se le culpa por no haberlo hecho. En el contexto de la aparente ausencia general de lo que se suele considerar como el «mensaje misionero» en Apocalipsis, la ausencia del tema en los dos capítulos más específicamente pastorales no deja de sorprendernos.2

 

Misión como anuncio de buenas nuevas

Este tema también nos depara algunas sorpresas. El verbo euvaggelízo se usa solo dos veces en todo el libro (10.7; 14.6). En 10.7 el ángel fuerte se refiere al «misterio de Dios» que Dios «evangelizó» («anunció») a los profetas y que ahora va a consumarse con la séptima trompeta; en 14.6 el sujeto del verbo es un ángel que «evangeliza» («predica») el evangelio eterno a toda [p. 353] nación.3 En ambos casos, se trata de un mensaje de juicio a partir de la creación más que de la «buena nueva» de salvación a partir de la muerte de Cristo, y el verbo se traduce comúnmente «anunciar» o «predicar». De manera similar, el verbo kerússo aparece una sola vez (5.2) y se aplica también a un ángel, cuya pregunta retórica no se relaciona en nada con la proclamación del evangelio.4 Aunque el verbo sózo (salvar) y el sustantivo sóter (salvador) no aparecen en el libro, sotería (salvación) se encuentra tres veces en himnos de alabanza por la redención (7.10, por los mártires; 12.10 y 19.1, por «una gran voz del cielo»). Tampoco aparece en el libro ningún verbo que signifique «creer» (pisteúo, peítho, etc.): en las cuatro veces que aparece pístis (2.13, 19; 13.10; 14.12) el énfasis cae en la fidelidad y no en el acto de fe, de creer. El perdón de los pecados y la justificación por la fe no parecen ser tan centrales aquí como en las cartas paulinas.5 No se encuentran referencias en Apocalipsis que apunten específicamente a una tarea evangelizadora de la iglesia.

Aunque desde esta perspectiva casi nada se refiere explícitamente a la evangelización, puede aparecer información implícita o bajo otra terminología. Aquí nos interesa averiguar dos asuntos: (1) ¿qué pasajes podrían referirse a la labor evangelizadora sin usar el lenguaje clásico del tema?, y (2) en términos más [p. 354] generales, ¿cómo entiende Apocalipsis «la buena nueva», es decir, cuál es el «evangelio» del último libro de la Biblia?

 

Pasajes que podrían referirse a la evangelización

Tres pasajes podrían relacionarse con la proclamación del evangelio a cargo de la iglesia: 11.3–13 (lo analizaremos, en un futuro artículo, bajo «Misión como testimonio»); 3.8 (la «puerta abierta» de la carta a la congregación de Filadelfia), y 6.1–2 (la figura del caballo blanco y su jinete).

 

El mensaje de la carta a Filadelfia se construye alrededor del símbolo de la puerta. Cristo lleva las llaves de la casa de David, y abre y nadie cierra, cierra y nadie abre (3.7). En seguida anuncia a los filadelfinos que él ha colocado ante ellos «una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar» (3.8). Agrega que él provocará que los judíos de la «sinagoga de Satanás» un día «vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado» (3.9). Muchos interpretan la «puerta abierta» como una oportunidad de evangelizar, similar al sentido frecuente de dicha figura en Pablo (1Co 16.9; 2Co 2.12; Col 4.3) y en Hechos (14.27). Algunos también interpretan la «conversión» de los judíos (3.9) como fruto de dichos esfuerzos evangelizadores. Pero otros, con igual razón, interpretan la «puerta abierta» como la entrada al reino escatológico (casa de David; cf. 3.20) y señalan que la «conversión» de los judíos se representa más bien como una sumisión (como un eco del sueño de José; Gn 37.9s.). La ambigüedad hermenéutica del pasaje no nos permite sacar conclusiones firmes en cuanto a la misión de la iglesia.

 

La interpretación del caballo blanco (6.1s.) es aún más discutible. Serios exégetas han visto en este simbolismo desde Cristo hasta el Anticristo, pasando por el evangelio mismo, los temibles partos (feroces arqueros montados en corceles blancos), el Imperio Romano o uno de los emperadores. La verdad es que los datos del texto no sientan una sólida base exegética para ninguna conclusión y no permiten sacar inferencias en cuanto a la [p. 355] misionología del libro. Quizá se observe cierta preferencia por la interpretación de Cullmann, Ladd, Boer y otros, que sostienen que este primer sello corresponde a Mateo 24.14 (Mr 13.10) y señala la marcha triunfante del evangelio por todo el mundo. Sin embargo, en dicho caso el símbolo podría referirse a la misión de la iglesia durante toda su historia, en correspondencia con los «principios de dolores» del discurso del monte de los Olivos, y no específicamente durante el tiempo apocalíptico.

 

Si el jinete del caballo blanco expresa el recorrido victorioso del evangelio del Reino frente a todas las fuerzas del mal y de la muerte (6.3–8), sería un símbolo muy poderoso de esperanza en medio del conflicto y la persecución. Pero, debido a que su interpretación es muy discutible, sería peligroso derivar conclusiones específicas en cuanto al concepto de la misión de la iglesia según Juan de Patmos. Como ocurre con Mateo 24.14, el pasaje tendría que ver más con el resultado que con el proceso: la evangelización de las naciones como señal escatológica del reino.6

Con este artículo iniciamos una serie sobre el tema de la misión de la iglesia en Apocalipsis. Busque en los próximos números en un artículo nuevo.


1 Llama la atención, por otra parte, que los libros de misionología se refieran tan poco al Apocalipsis. Aparentemente, la misionología se ha elaborado mayormente a espaldas del último libro de la Biblia. Una notable excepción es Donald Senior y Carroll Stuhlmueller, Biblia y misión, Verbo Divino, Navarra, 1985, pp. 402–410, 422, 432, 444, 454.

2 Aunque las varias referencias al «trabajo arduo» de las congregaciones (2.2s.) o sus «obras» (2.2, 5s., 19, 22, 26; 3:1s., 8, 15)␣podrían  aludir teóricamente a labores de evangelización, el contexto nunca especifica ese aspecto, sino, más bien, la práctica ética (2.5, 26) y␣la  Resistencia al culto imperial (2.2s., 13). Del contexto de 3.14–22 tampoco parece que la tibieza de los laodicenses fuera una falta de celo evangelizador.

3 Ap. 14.6 es también el único pasaje en el libro que emplea el sustantivo euaggélion. Aquí «evangelio eterno» (sin artículo) es también esencialmente un mensaje de juicio y una última llamada al arrepentimiento, sobre la base de la creación y de la justicia divina. El esfuerzo de Bauckham (The Climax of Prophecy, T. & T. Clark, Edimburgo, 1993) por dar un sentido evangelizador a 14.6 impresiona por su erudición, pero no convence.

4 Los sustantivos kérux y kerugma no aparecen en el Apocalipsis.

5 Muchos han visto una tendencia arminiana en el Apocalipsis, ya que solo el «vencedor», (2.7) que es «fiel hasta la muerte», (2.10; Mr 13.13) será salvo.

6 Debe notarse aquí también que algunos autores, no sin sus razones, interpretan Mr 13.10/Mt 24.14 y Ap. 6.1s. como la proclamación escatológica del evangelio llevada a cabo por los ángeles (cf 14.6) y no por la iglesia.

Preguntas para estudiar el texto en grupo

 

1.     ¿Cuáles son los dos concetos que el autor utiliza para examinar en Apocalipsis la posibilidad de que Juan tuviera un enfoque misionero en este libro? ¿Qué sorpresas dejan estos dos conceptos con respecto al abordaje del tema de la misión en el libro?

2.     ¿Qué pasajes aborda el autor que probablemente se refieran a la evangelización? ¿Cuál es el aporte de cada pasaje a la discusión por la que se escribe el artículo?

3.     ¿Por qué resulta tan importante discutir el tema de la misión en Apocalipsis? ¿En qué nos afecta a la iglesia latinoamericana de ahora?

Se tomó de «La misión de la iglesia en el Apocalipsis», Bases bíblicas de la misión, perspectivas latinoamericanas, René Padilla, editor, Nueva Creación. Todos los derechos reservados. Se usa con permiso del autor.

El autor, costarricense por adopción, se doctoró en teología por la Universidad de Basilea, Suiza. Ha ejercido la docencia en varias instituciones teológicas y universidades de América Central y de otros lugares del mundo. Es miembro de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL) y ha escrito varios libros y numerosos artículos.

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